La masacre de Mapiripán, en julio de 1997, marcó con sangre la irrupción de las Auc en zonas de coca controladas por las Farc. Foto: Archivo - EL TIEMPO

Jaime Humberto Uscátegui se convirtió en el primer general del Ejército colombiano condenado por una masacre paramilitar. Lo sentenciaron por secuestro y homicidio agravados.

El Tribunal Superior de Bogotá tumbó la absolución que hace dos años dictó un juez especializado a favor del ex comandante de la Séptima Brigada y, en sentido contrario, lo condenó a 40 años de prisión por la matanza de Mapiripán, que en julio de 1997 marcó la sangrienta irrupción de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) a los territorios de Farc en el suroriente.

Es la sentencia más alta jamás impuesta contra un militar de ese rango y, también, la máxima contemplada por la justicia colombiana para la época de los hechos, que dejaron al menos 50 muertos.

A diferencia del juez, los magistrados del Tribunal no aceptaron la tesis de Uscátegui de que no tenía competencia clara sobre esa zona (su puesto de mando estaba en Villavicencio) y que, a pesar de ello, ordenó que se protegiera a la población del pueblo apenas tuvo los medios para ello.

El Tribunal señala que la matanza -perpetrada por cerca de 200 paramilitares que llegaron en avión al aeropuerto de San José del Guaviare, que estaba controlado por soldados del Batallón Joaquín París- tuvo como macabro objetivo "sentar escarmiento en una población abandonada por el Estado a la cual se dejó en completa orfandad a merced de las Auc".

Y habla de una "codelincuencia mancomunada" entre los 'paras' y la Fuerza Pública: la sentencia dice que tanto Uscátegui como el coronel Hernán Orozco (comandante del Batallón París) supieron desde el 15 de julio de la irrupción de las Auc, pero que la Fuerza Pública solo se apareció el 20 de julio, cuando ya los paramilitares se habían ido. En el expediente incluso aparece un oficio enviado por Orozco a Uscátegui, con fecha julio 15, sobre la presencia de las Auc en la zona.

Desde el primer día de la irrupción 'para', el juez de Mapiripán se comunicó con Orozco y le fue relatando los crímenes. El entonces mayor no solo no envió tropas sino que le sugirió al juez que llamara directamente a Uscátegui.

Mapiripán, una masacre emblemática que le valió al país una condena de la Corte Interamericana de Justicia, fue "una conspiración entre las Auc y miembros del Ejército regular, lo cual permite colegir la existencia de órdenes y contraórdenes de autoridad (en) el estamento militar, arraigadas desde luego en los peldaños de mayor jerarquía", según la sentencia.

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