Esta semana, Claudia Julieta Duque ganó dos premios internacionales de periodismo: uno otorgado por la oficina sueca de Reporteros sin Fronteras, y otro por la International Women's Media Foundation. Ambos reconocen el coraje que les ha puesto a sus investigaciones en el tema de derechos humanos y especialmente en el caso del asesinato de Jaime Garzón, pero, sobre todo, la lucha que ha librado tras las denuncias de persecuciones y amenazas desde el 2001.

En los micrófonos y en los estrados ha dado una paciente batalla para que detener las acciones en su contra, y para que se revele la información que el DAS compiló acerca de ella. Ahora los sucesos parecen girar en su favor: se han hallado pruebas que ratificarían sus denuncias.

Usted ha denunciado que su caso tiene origen en 2001, y que se relaciona con su investigación sobre el asesinato de Jaime Garzón… En el trabajo que yo hacía, descubrimos que la investigación se había desviado con el fin de dar una falsa ilusión de justicia. Se usaron testigos falsos. La muerte de Garzón es un crimen de Estado, y en tales casos todo el Estado se mueve para garantizar la impunidad.

Sus denuncias indican también que luego se añadieron nuevos motivos a las persecuciones… A lo del caso Garzón se suma que, tras regresar al país, asumí la coordinación del Congreso Mundial de la Federación Internacional de Derechos Humanos, cuando el Presidente tildaba a los defensores de derechos humanos de “traficantes”. Además, estaba yo investigando la infiltración del paramilitarismo en la Fiscalía. Pero el ensañamiento contra mí tiene origen en el caso de Jaime Garzón, y se agrava porque yo siempre supe que el responsable de los ataques contra mí era el DAS, y así lo dije.

¿Qué opinión le merecen hoy los últimos directores del DAS, empezando por Jorge Noguera? Noguera es un hipócrita. Y además es un presunto criminal. Es un hipócrita porque en 2003, cuando mi situación se agravó, le dirigimos una carta para exigir que cesaran los ataques. Noguera nos contesta y niega que el DAS tenga intención de atacarme. Se reúne con nosotros y nos pide las pruebas.

Le entregamos fotos, números de placas.... Y mientras él fingía interés en nuestro caso, seguía la arremetida.

Y sobre Maria del Pilar Hurtado… Durante su período se reúne conmigo su subdirector, Joaquín Polo, y al igual que Noguera, niega que haya algo contra mí en el DAS, me pide que confíe en él y expresa deseos de ayudarme. El acta de esto hundirá a Polo por encubridor, y por supuesto a Maria del Pilar, su directora. Mientras Polo se reunía con nosotros, las labores de Inteligencia contra mí continuaban.

Andrés Peñate ha tenido una carrera destacada en el gobierno y en la empresa privada. Su imagen no es la misma que la de otros directores del DAS… Al nombrar directores del DAS, desde Noguera hasta Muñoz, el gobierno ha escogido gente que sabe administrar muy bien la cara de inocente. Hay testimonios comprometedores contra Andrés Peñate, que lo involucran con órdenes contra Piedad Córdoba y Gustavo Petro. Además, creó una “comisión de la verdad” que fue una comisión de mentiras y sólo propuso pañitos de agua.

¿No cree que Muñoz está comprometido con depurar y reformar la institución? Cuando la Corte Constitucional ordena al DAS entregarme toda la información que tiene acerca de mí, en una sentencia histórica y valiosa, Joaquín Polo niega que la información exista. Y luego Felipe Muñoz entrega la información a la Fiscalía: esto prueba que la información existía, pero Muñoz nunca cumplió la sentencia que ordenaba entregármela. Eso también se llama encubrimiento.

Muñoz habló recientemente sobre el tema en el Congreso… Él dice que yo he tenido una relación tormentosa y difícil con el DAS. Eso es cierto: me han torturado psicológicamente, me han amenazado, me han interceptado, me han seguido, han elaborado informes sobre mí. Él dice que si el uno por ciento de lo que yo denuncio es verdad, merezco una disculpa.

Pues resulta que en mi caso hay la mayor carga probatoria que la Fiscalía tenga en el caso del DAS.

¿Qué instituciones o qué personas funcionaron correctamente en su caso? Logré sobrevivir gracias a gente que cumplió con su deber de manera correcta. Destaco al coronel de la Policía Luis Alfonso Novoa: me salvó la vida en la peor época de mi caso. Siempre dio la pelea por mí. El patrullero de la Policía Wilson Pérez acompañaba a mi niña todo el tiempo después de las amenazas contra ella. Y lo hizo con gran humanidad: en el colegio, al tiempo que organizaba juegos con los niños, planeaba rutas de evacuación.

Fabio Cepeda, un sargento de la Policía que hacía rondas por la casa, confirmó que existían los seguimientos contra mí.

¿Cómo ha actuado la Fiscalía? Mis denuncias están en la impunidad desde 2001. Incluso el expediente de mi primera denuncia, de mi secuestro, desapareció. La fiscal que tiene ahora el caso está actuando de manera peligrosa: dilata la consecución de pruebas, y, tras solicitar nosotros la declaración de Carlos Alberto Arzayús, ordena que se reciba en el sitio donde está recluido junto con José Miguel Narváez, en una instalación militar. Ahora nos toca a las víctimas ir a donde ellos están recluidos a entrevistarlos. Eso para mí es un nuevo acto de intimidación.

¿Cuáles son sus expectativas de justicia? Le pedí al Fiscal General que se compulsen copias para investigar al Presidente de la República, por la teoría de que él es el jefe máximo del DAS, y, como tal, por acción u omisión tiene que estar respondiendo judicialmente por lo que sucedió. No en los medios de comunicación sino ante la Justicia, y que sea la Justicia la que determine si es inocente o no.

Con relación a este tema, ¿cuáles son sus expectativas frente al próximo cambio de gobierno? Creo que si Juan Manuel Santos llega al poder esto va a ser el acabose; va a haber una línea para que esto siga en la impunidad. Mockus por lo menos vende el lema de la legalidad. Con Petro, el gran problema sería que él quiere justicia y verdad, pero está dispuesto a negociar justicia por verdad.

Hecha la salvedad de que nada justifica las mencionadas acciones de persecución, es cierto que un sector de la población ve a las ONG de derechos humanos como simpatizantes o auxiliadoras de la guerrilla. ¿Qué piensa usted al respecto? Con el rastreo tan microscópico que se nos hizo, si esa teoría fuera cierta, esos supuestos vínculos habrían sido descubiertos y judicializados.

Por el contrario ellos hablaban de "sembrar pruebas". Hay un acta de Jorge Noguera y Arzayús donde la queja es que no se han encontrado pruebas.

¿Cómo recibe los premios que le han otorgado recientemente? Nunca he creído mucho en los premios, pero estos vienen de organizaciones de periodistas, y por tanto son un respaldo fundamental. Los recibo con gratitud y humildad, y se los dedico a mi hija, una víctima inocente.

¿Hacia quiénes siente especial gratitud? A las directivas del colegio de mi niña por su apoyo; a todos los amigos que nos dieron refugio en sus casas; a las Brigadas de Paz; al pueblo kankuamo, uno de cuyos mamos bajó de la sierra a hacerme una aseguranza; a los medios de comunicación, porque si esto no se hubiera hecho público yo no habría salido con vida; al Colectivo de Abogados; a mi familia; a muchas organizaciones internacionales, y a mis compañeros de Radio Nizkor.

¿Empezará ahora una etapa más tranquila en su vida? Me gustaría ser optimista. Pero esto sigue pasando