En 1985 y fruto de las negociaciones entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno de Belisario Betancur nació la Unión Patriótica (UP), un partido político que buscaba ser el primer verdadero representante de la izquierda colombiana[1], condición bajo la cual las FARC se comprometieron a desmovilizarse paulatinamente. En el año 2002 la UP se vio forzada a retirarse del proceso electoral por lo que muchos en Colombia han considerado un genocidio político: 5.000 de sus miembros fueron asesinados en 17 años de existencia entre los que se encuentran dos candidatos presidenciales, ocho congresistas, 70 concejales y docenas de alcaldes[2].

Entre 1998 y 2002 el Gobierno de Andrés Pastrana mantuvo extensas negociaciones de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las FARC. Con motivo de la negociación con las FARC, el Gobierno despejó una amplia zona en las selvas del departamento del Caquetá que le daría nombre al proceso: El Caguán. Analistas políticos concuerdan en que ese proceso fracasó porque no hubo una intención real de ambos bandos de llegar a acuerdos mutuos. Mientras Pastrana, por falta de habilidad o voluntad, no paró la creciente ola de grupos paramilitares apoderándose del país, las FARC aprovecharon el proceso para reorganizar y reforzar las estrategias de guerra[3].

El fracaso de El Caguán propició el terreno para la llegada de Álvaro Uribe Vélez a la presidencia. Uribe destinó sus esfuerzos hacia los grupos paramilitares con los que adelantó un proceso de negociaciones que resultó en un marco legal. La llamada Ley de Justicia y Paz (Ley 975 de 2005) buscó regular las condiciones de desmovilización y reinserción de los paramilitares garantizando penas relativamente bajas a cambio del esclarecimiento de los crímenes cometidos. Según destaca Human Rights Watch, el proceso de desmovilización no tuvo resultados satisfactorios porque el Gobierno no tomó medidas básicas para verificar la identidad de los desmovilizados ni aprovechó la oportunidad para interrogarlos acerca de las redes delictivas y los bienes de los paramilitares. Como resultado, en varias regiones se produjeron fraudes en las desmovilizaciones y parte de los grupos continuaron operando[4].

[1] «La izquierda y el escenario político en Colombia: El caso de la participación política de la Unión Patriótica (UP) 1984-1986», Rodrigo Santofimio Ortiz, agosto de 2007. Ver: virajes.ucaldas.edu.co/downloads/Virajes9_7.pdf

[2] «Genocidio Político: El caso de la Unión Patriótica en Colombia», Iván Cepeda Castro, Publicado en Revista Cetil, Año I, No. 2, septiembre de 2006, pp. 101-112. Ver: www.desaparecidos.org/colombia/fmcepeda/genocidio-up/cepeda.html.

[3] «Evil Hour in Colombia», Forest Hilton, 2006

[4] Ibíd.