Desde la llegada de los paramilitares, el juez Cortés lanzó llamados desesperados de auxilio a las autoridades, a los que por su acento costeño y paisa dedujo que venían de Urabá. Lo escuchó el mayor del Ejército Hernán Orozco Castro, quien reemplazaba en la comandancia del batallón “Joaquín París” al Coronel Ávila Beltrán quien pidió vacaciones unos días antes. Orozco Castro advirtió de inmediato por radio y por escrito a su comandante directo, el general Uscátegui Ramírez recomendando que “con los medios humanos y materiales de la Brigada Móvil 2 (3 Batallones en Barrancón y 3 Helicópteros, no hay artillado) se adelante una operación rápida y sorpresiva sobre Mapiripán, allí se podría incluir a la Policía Antinarcóticos”.

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