Para María Brígida González, una forma de procesar lo vivido y guardar la memoria es a través del arte; sus cuadros muestran los hechos violentos de la historia de la comunidad. Foto: Charlotte Kesl

Por: PBI Colombia

 

Al amanecer el escenario parece calmado; se pueden observar algunos marranos y perros deslizándose sigilosamente entre las casas y de vez en cuando canta un gallo dándole la bienvenida a un día soleado y bonito. A las cinco y media termina la tranquilidad de la mañana, es hora de levantarse y ponerse a trabajar. Y poco después comienzan las actividades cotidianas de un pueblo rural. Mientras las mujeres encienden los fogones, ponen las ollas con agua y dan de mamar a sus bebés, los hombres buscan sus machetes y se arreglan para ir un poco más tarde juntos al campo a trabajar. Los niños se preparan para ir a la escuela. ¿Una vida habitual? No del todo.

La preocupación y la incertidumbre reinan en la comunidad que comparte la memoria de un pasado reciente triste y desesperante. Durante décadas, esta comunidad ha vivido y sigue viviendo en medio del conflicto armado. Desde los años 70 ha estado presente la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pero la incursión de grupos paramilitares a partir de 1996 inició un escalamiento del conflicto entre actores armados que se manifestó principalmente en agresiones de estos a la población civil[1]. Pero en vez de unirse a las miles de personas desplazadas[2], esta comunidad campesina creó en 1997 una experiencia pionera en la región de Urabá (noroeste de Colombia): la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, una comunidad que se declaró neutral frente al conflicto armado y rechazó la presencia de todos los grupos armados en su territorio.

«No vamos a ceder ante las armas, nosotros seguiremos trabajando unidos… diciéndole no a la guerra», son los palabras desafiantes del representante de la comunidad, Jesús Emilio Tuberquia[3], un hombre luchador que, con una sonrisa simpática, viste con orgullo su sobrero volteado artesanal. Este año la Comunidad de Paz conmemora 15 años de resistencia y lucha. Han sido 15 años peligrosos con el triste resultado de 210 miembros de la comunidad asesinados por los distintos actores del conflicto[4] a pesar de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos exigió al Gobierno colombiano que tomara medidas para proteger a la población[5]. En septiembre de 2011 la comunidad se convirtió en uno de los tres finalistas del Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia que cada año entrega el Parlamento Europeo a defensores de la libertad. Esta comunidad campesina fue merecedora de esta nominación por «el coraje, la resistencia y la dedicación a los valores de paz y justicia […] en un ambiente de brutalidad y destrucción»[6].

A pesar de los riesgos, la comunidad ha seguido proponiéndose lograr la normalidad en su vida cotidiana y en su organización interna porque «para enfrentar la guerra hay que estar muy organizados», anota Berta Tuberquia, una de las representantes de la comunidad. Después de ocho años de resistencia al desplazamiento forzado en 2005 empezó el retorno a las veredas de la montaña que rodea el casco urbano de San José de Apartadó; un paso importante en el trabajo de la comunidad y la vida de campesinas y campesinos quienes después de tantos años de desplazamiento pudieron retornar a sus fincas y cultivar banano, cacao, frijol y frutales para su abastecimiento. Fue un retorno exitoso de algunas familias que, gracias a la capacidad de organización interna y el acompañamiento internacional, lograron retomar su vida en zonas donde, según la comunidad, sigue la presión y la amenaza explícita de desplazamiento contra la población civil[7].

La comunidad en varias veredas es cuasi autosostenible en cuanto a la producción de su alimentación y también ha logrado comercializar algunos productos agrícolas que aportan recursos financieros. Junto con otras comunidades han construido la Universidad Campesina, un proyecto de intercambio entre comunidades rurales que viven en medio del conflicto. Este proyecto pretende demostrar que la resistencia es un asunto de la vida cotidiana. Incrementar la capacidad de las familias campesinas para autoabastecerse ha sido un objetivo importante[8]. La valentía y la lucha incansable han atraído el apoyo y el acompañamiento de la comunidad internacional, lo cual es para Berta Tuberquia uno de los logros más importantes.

Los retos: El conflicto armado y la impunidad

María Brígida González, una mujer de 57 años de pelo largo y blanco recogido en trenzas, perdió tres hermanos y dos hijos por cuenta de la guerra[9]. Para ella una forma de procesar lo vivido y guardar la memoria es a través del arte; sus cuadros muestran los hechos violentos de la historia de la comunidad. «A todos los que han matado los acusan de guerrilleros», dice la lideresa.

El hecho que quizás más impactó en la comunidad, pero también fue una muestra de su verdadera capacidad de resistencia, fue la masacre del 21 de febrero de 2005. Ese día fueron asesinadas y descuartizadas ocho personas en las veredas Mulatos y La Resbalosa, siete de ellas de la Comunidad de Paz y entre las que se encontraban tres menores de edad y el líder histórico Luis Eduardo Guerra[10]. Por su participación en la masacre de 2005 fueron condenados a 20 años de prisión el ex capitán del Ejército Nacional Guillermo Gordillo Sánchez (quién confesó su participación)[11] y seis paramilitares[12]. Diez presuntos responsables de esta masacre e integrantes del Ejército fueron absueltos, lo cual para la Comunidad de Paz aleja la posibilidad de justicia verdadera en este caso emblemático[13]. En cuanto a las otras violaciones de derechos humanos ocurridas en la Comunidad de Paz, hasta ahora en su mayoría han quedado impunes[14].

Una preocupación central es el fortalecimiento de los grupos armados ilegales surgidos tras la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) entre 2003 y 2006 en la región. De acuerdo con el sacerdote jesuita Javier Giraldo, quien ha denunciado las violaciones de derechos humanos ocurridos en la comunidad, «esa es la preocupación principal porque [durante 2011] fueron más de 11 muertos en la zona». Y añade que «en varios casos los militares estaban ahí al lado o estaban muy cerca; hay una complicidad muy fuerte»[15]. También la Comunidad de Paz[16], la Defensoría del Pueblo[17] y el defensor de derechos humanos y representante a la Cámara, Iván Cepeda[18], han advertido sobre el riesgo que afronta la población civil dada la presunta activación de grupos armados ilegales en la región. Aunque la estigmatización, las amenazas y las difamaciones contra la Comunidad siguen, ésta logró establecer una cierta disuasión frente a los actores armados gracias al esfuerzo de legitimización de su proyecto a nivel internacional.

15 años de resistencia. Queda la esperanza de que llegue el día en que la Comunidad pueda estar tranquila viendo la puesta del sol en un pueblo colombiano, común y corriente después de haber disfrutado sin preocupaciones, incertidumbres y miedo de un día soleado y bonito. Mientras tanto, la Comunidad sigue siendo un ejemplo histórico para otras comunidades en riesgo dentro y fuera de Colombia.

Vea también la galería de fotos

Colombia: Comunidad de Paz de San José de Apartadó - Modelo de resistencia civil

 


[1] Hernández Delgado, Esperanza: Resistencia civil artesana de paz. Universidad Javeriana, 2004

[2] De acuerdo con cifras de CODHES, alrededor de 438.000 personas colombianas huyeron de la violencia entre 1996 y 97 para salvaguardar sus vidas. Un País que huye. Desplazamiento y violencia en una nación fragmentada. CODHES. 2003

[3] Hernández Delgado, Op. cit.

[4] San José de Apartadó, el pueblo que escogió vivir en paz. En: Terra. 19 de octubre de 2011

[5] Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 24 de noviembre de 2000. Medidas Provisionales solicitadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos respeto de Colombia. Caso de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó

[6] Premio Sájarov 2011 a la libertad de conciencia. En: Parlamento Europeo. 15 de diciembre de 2011

[7] Descaro y desfachatez sin límites. En: Comunidad de Paz de San José de Apartadó. 2 de febrero de 2012

[8] Comunidades de Paz de San José de Apartadó – Universidad Campesina. En: Educación para la Solidaridad. 24 de marzo de 2011

[9] Por el derecho de defender los derechos humanos, Casos Comunidad de Paz de San José de Apartadó y Rogelio Martínez. En: Contravía. 28 de enero de 2012

[10] Fusil o Toga, Toga y Fusil, Javier Giraldo Moreno, S.J. Página 189

[11] Confirmados nexos de AUC y miembros de la Brigada XVII en masacre de San José de Apartadó. En: Verdad Abierta. 20 de septiembre de 2011; Participación de militares en masacre de Apartadó reconoció por primera vez oficial del Ejército. En: El Tiempo, 17 de mayo de 2008

[12] Condenados a 20 años de prisión seis paramilitares por Masacre de Apartadó. En: El Espectador. 20 de enero de 2012

[13] San José de Apartadó: Se afirma la impunidad. En: Red de Defensores no Institucionalizados. 18 de agosto de 2010

[14] Carta al Embajador de Estados Unidos en Colombia Peter Michael McKenley. En: Desde los márgenes – Javier Giraldo. 6 de octubre de 2011

[15] Entrevista al Padre Javier Giraldo, 29 de diciembre de 2011

[16] Comunidad de Paz de San José de Apartadó: Paramilitares continúan presentes y actuantes en San José de Apartadó. El gobierno sabe, calla consiente y mira para otro lado. 3 de enero de 2012

[17] Defensor del Pueblo rechaza paro armado en Urabá. En: Defensoría del Pueblo de Colombia. 6 de enero de 2012; Población de Urabá en riesgo ante amenazas de un nuevo grupo al margen de la ley. En: Defensoría del Pueblo de Colombia. 16 de octubre de 2008

[18] Iván Cepeda denuncia que paramilitares tienen sitiado a San José de Apartadó. En: RCN Radio. 5 de mayo de 2011