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1998. Éxodo campesino a causa de la masacre

1998. Éxodo campesino a causa de la masacre


Berenice Celeyta

Articulo publicado en el Boletín especial 15 años, octubre 2009

Pascal Blum, voluntario de Suiza (2007-9)

Durante cuatro meses, 14.000 personas de la región del Magdalena Medio exigen sus derechos en la ciudad de Barrancabermeja.

En el año 1989 Berenice Celeyta fundó  la Corporación Sembrar, organización de la que salió en 1992 para crear la Asociación para la Promoción Social Alternativa (MINGA). Esta organización desarrolla sus actividades en la zona nororiental del país, en el departamento del Norte de Santander y la región del Magdalena Medio. Con MINGA, Berenice desempeña tareas de investigación criminalística, asesoría jurídica y, sobre todo, trabaja temas vinculados con el desplazamiento forzado y el retorno. En 1999 empezó un nuevo trabajo con la Asociación para la Investigación y Acción Social (NOMADESC), en el Valle del Cauca, entidad que pone énfasis en el tema de los derechos económicos, sociales y culturales (DESC).

PBI: ¿Hay algún hecho de tu vida laboral que se te ha quedado grabado en la memoria?

Berenice Celeyta: Sí, en 1998 estuve trabajando con MINGA en Barrancabermeja. Ese año se produce el éxodo de campesinos y mineros del Sur de Bolívar. Huyeron de la zona alrededor de 14.000 personas: unos venían a pie, los otros en chalupa o en bus. Llegaron a Barrancabermeja y buscaron un lugar para asentarse, comenzaron a ocupar varios sitios como las escuelas, los colegios, el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) y la Defensoría del Pueblo. El éxodo duró más de cuatro meses durante los cuales la ciudad estuvo totalmente bloqueada. Las condiciones de vida para las personas que se habían desplazado fueron terribles. Había mujeres embarazadas y menores. Creo que los primeros 15 días fueron los más fuertes porque no había espacios acondicionados donde poder quedarse ni descansar, e incluso la gente se tiraba en el piso. Además, con tanta gente concentrada en el mismo sitio, hasta 1.000 en un mismo colegio, se propagaron muchas enfermedades.

PBI: ¿Cuál fue la razón del éxodo? 

BC: A finales de 1997 y comienzos de 1998 se producen muchos crímenes de lesa humanidad en toda la zona. En esta época, la acción del paramilitarismo en el Magdalena Medio fue muy fuerte. En la región se concentraban tres Bloques: las Autodefensas Campesinas del Cesar, el Bloque del Sur de Bolívar y el Bloque del Magdalena Medio. Se llevaron a cabo varias masacres, pero la causa directa del éxodo fue la masacre de Cerro de Burgos, un puerto que queda a una hora de Simití. Fue una masacre que generó mucho terror entre la población. Los paramilitares entraron al Cerro en cuatro chalupas, llegaron a un billar, sacaron a la gente y los mataron. Recorrieron la zona y fueron a las casas llamando a la gente por listas. Las personas que vivían en la zona no tuvieron otra opción para salvar su vida que dejar sus hogares. Sin embargo, el éxodo también fue una señal al gobierno para que resolviera  el problema del paramilitarismo en la región.

PBI: ¿Qué pasó durante el éxodo y cuál fue el papel de MINGA?

BC: Al inicio del éxodo comenzaron las negociaciones con el Gobierno central, en las cuales tomamos parte como MINGA. En la Mesa estaban no sólo los campesinos, sino también los mineros, diversas organizaciones del Sur de Bolívar y las organizaciones sociales de Barrancabermeja. Fueron negociaciones de alto nivel que se dieron primeramente con el Presidente Samper y posteriormente con Pastrana. Como fueron tan largas y complicadas tuvimos que ir a Bogotá para hacer trabajo de incidencia. En medio de la negociación se desarrollaron actividades como una comisión de verificación con la comunidad internacional y una  mesa de negociación, que funciona hasta hoy, después de 10 años. Con MINGA estuvimos presentes en todas las etapas de las negociaciones.

PBI: ¿Cuáles fueron las demandas de las personas que sufrieron el desplazamiento?

BC: Básicamente fueron la constitución de un bloque de búsqueda contra los grupos paramilitares y la demanda de condiciones de vida dignas. Obviamente, el bloque de búsqueda nunca se dio porque después del retorno se produjeron las masacres más fuertes. Concretamente, los mineros querían seguir explotando el oro de manera artesanal y no con técnicas modernas, sin utilizar cianuro y mercurio. Ellos no aceptaban la entrada de las multinacionales en su territorio y aún menos en las circunstancias que se estaban produciendo. Cuando fue asesinado uno de los líderes mineros (le cortaron la cabeza y jugaron fútbol  con ella), los paramilitares dijeron que estaban limpiando la zona para que entraran las multinacionales. Otro punto era la introducción del monocultivo de palma africana. Los cultivos de palma se estaban introduciendo en todo el territorio sin que los campesinos fueran beneficiados. Al contrario, se veía claramente que los actores y beneficiados eran los paramilitares. Las empresas que introducían la palma africana estaban constituidas por personas conocidas por sus vínculos con el paramilitarismo. 

PBI: ¿Al final qué ganaron los campesinos y los mineros?

BC: Creo que, por un lado, no ser sacados definitivamente de sus territorios. Generaron un proceso de resistencia muy fuerte en el interior de la comunidad que les ha permitido mantenerse en la zona a pesar del conflicto. La guerra les permitió aprender de derechos humanos, conocer sus propios derechos. Sin embargo, se van a cumplir 10 años del incumplimiento de los acuerdos. En resumen, sí han ganado en algunos aspectos, pero todavía viven en condiciones infrahumanas. Su situación no ha mejorado.