Articulo publicado en el Boletín especial 15 años, octubre 2009
Vicente Vallies, voluntario de Francia (2001-2009)
Durante su larga trayectoria de defensor de derechos humanos, Pablo Arenales ha sido víctima de amenazas y ataques contra su vida.
El día que conocí a Pablo fue a su regreso de una gira por España. Era a finales de 2001. Había salido de la región pocos meses antes, después de haber sufrido un atentado en 1999 y tras la toma paramilitar de Barrancabermeja, ciudad en la cual trabajaba en el seno de la Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos (CREDHOS), organización acompañada por PBI desde su llegada a Colombia en el 1994. Me reuní con él con el difícil papel de comentarle que estábamos todavía debatiendo en PBI sobre nuestra capacidad de brindarle protección.
Hoy, ocho años después, nos sentamos de nuevo para hablar de esta época. Pablo Arenales se vinculó a CREDHOS en 1991. Fueron años de muchos hostigamientos y amenazas, que en la mayoría de los casos se cumplían. Así lo demuestran los asesinatos de Blanca Cecilia Valero, secretaria de Jahel Quiroga, entonces Presidenta de CREDHOS; de Julio Cesar Berrio, miembro de CREDHOS; el fallido atentado contra Jorge Gómez Lizarazo, presidente de CREDHOS. Todos estos actos fueron organizados por lo que más tarde se conoció como la Red 07 de inteligencia de la Armada Nacional1 y, como consecuencia de ellos, varios de los miembros de CREDHOS tuvieron que salir desplazados y otros al exilio, durante los años 1991 y 1992.
Él mismo fue herido en 1992 cuando participaba en una Comisión de Verificación de la masacre ocurrida en el barrio de Versalles, sector nororiental de Barrancabermeja. «La masacre se dio el día 10 de junio del 1992 en un billar, donde llegó un grupo de sicarios al servicio de la Red 07 de la Armada Nacional que se movilizaban en una microbuseta de servicio público. Cuando llegaron al sitio procedieron a disparar asesinando a varias personas. Al día siguiente, 11 de junio, se conformó la Comisión de Verificación, compuesta por miembros de la Coordinadora Popular y de CREDHOS. Nos dirigimos al lugar donde se efectuó la masacre y después fuimos a los sitios donde estaban velando a los muertos para obtener información de los hechos y también para solidarizarnos con los familiares de las víctimas. Cuando la comisión se disponía salir del sector, varios hombres armados que estaban ubicados a los lados de la carretera nos dispararon». Afortunadamente salieron ilesos, gracias al chófer, porque no dejó apagar el carro, «el tipo le dio así con las llantas pinchadas. (…) A mí me pegó una bala por acá (indica el hombro derecho). Ese día después del susto, nos dirigimos a la oficina de CREDHOS, donde celebramos que estábamos vivos».
Frente a esta situación, CREDHOS decide pedir el acompañamiento internacional de PBI y el primer equipo llega en octubre del 1994 a pesar del escepticismo inicial de compañeras y compañeros que decían: «¿Qué van a proteger si no andan armados?». PBI ganó el reconocimiento de la gente. Como lo dice Pablo «porque si bien no pararon las amenazas, estigmatizaciones y señalamientos, sí bajaron y la disuasión se materializó». En 1999, Pablo sufrió un intento directo de asesinato mientras esperaba en un restaurante. «Nosotros con todas las experiencias de las amenazas, estábamos siempre vigilantes y pendientes. Ese día ante el freno en seco de una moto, volteo a mirar y veo al parrillero de la moto que se lanza hacia atrás y saca un arma». Pablo se resguarda detrás del mostrador en una pieza, el sicario grita «¿dónde está este HP?, ¿dónde se metió?», pero ya que el efecto sorpresa con el cual contaba se esfumó, decidió irse. Pablo logró entonces llamar a Jim de PBI, quién le vino a recoger y pasó esa noche en la casa de PBI para tener mayor protección.
El 23 de diciembre de 2000 se dio lo que se llamó la toma paramilitar de Barrancabermeja. Para Pablo fue algo que resultó de «un proceso de largo plazo, como la gota que cae sobre la roca hasta que la parte». Ante este contexto, varias organizaciones amigas recomiendan a Pablo su salida del país y frente a su resistencia decide realizar una gira en Europa durante tres meses para visibilizar la situación de derechos humanos y crisis humanitaria de la región y de las organizaciones de defensa de los derechos humanos.
A su regreso, PBI decidió seguir acompañándole hasta el año 2005 cuando sale nuevamente del país por nuevas situaciones de amenazas. Hoy Pablo sigue su camino de defensor de derechos humanos desde Bogotá con otra organización, Reiniciar, que lucha para reivindicar la memoria de las víctimas del genocidio contra la Unión Patriótica, exigir verdad, justicia y reparación y para que estos crímenes nunca más se vuelvan a cometer.
Terminando la entrevista Pablo resalta que «estos quince años deben constituirse en un homenaje para todos los voluntarios y voluntarias que han pasado por PBI, quienes con su presencia, acompañamiento y trabajo de incidencia nacional e internacional, así como por su compromiso por una sociedad más justa, han permitido que las personas defensoras de derechos humanos en Colombia continuemos realizando nuestro trabajo en medio de un contexto represivo, violento y polarizado. A ustedes y a ellos muchas gracias y espero que su trabajo continúe en favor de la defensa de la vida y la dignidad».&nb
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1 Miembros de organismos de seguridad del Estado colombiano, coordinados por la Armada Nacional asesinaron a más de 130 dirigentes sociales, populares y defensores de derechos humanos en la ciudad de Barrancabermeja.
«Preocupación por los defensores de los derechos humanos de Barrancbermeja», Campaña: Colombia. ¡Los queremos vivos!, Amnistía Internacional