Paris, 2 de julio de 2014.
PBI. Usted se ha incorporado recientemente al puesto de Relator especial sobre la situación de los defensores de derechos humanos (junio de 2014) ¿Ha identificado ya las prioridades (geográficas o temáticas) para los próximos meses? ¿Ha programado ya algunas visitas sobre el terreno?
Michel Forst (MF): He asumido el cargo de forma efectiva desde el 2 de junio de 2014. He querido empezar escuchando a los defensores. Por ello, organicé una primera reunión en Ginebra tanto con organizaciones internacionales como con defensores presentes en Ginebra. El objetivo principal era escuchar lo que los defensores dicen desde el terreno: como ellos ven este mandato, en que les puede servir, que se puede decir de la manera en que los defensores son amenazados en ciertas regiones más que en otras, si hay tendencias regionales, si hay grupos que tienen necesidad de protección particular…Hay defensores que trabajan sobre nuevos temas explorando nuevas áreas: el medioambiente, las relaciones con las empresas y las mujeres defensoras. Antes de tomar decisiones, necesito escuchar los diferentes actores.
Además de una segunda consulta organizada en Bruselas con la Unión europea, he decidido organizar seis consultas continentales sobre el terreno para encontrarme con los más expuestos y que no participan habitualmente en las reuniones de alto nivel. Por ello, daré prioridad a los defensores rurales, a los que están aislados y a los que están en riesgo. En mi próximo informe para las Naciones Unidas, que estoy terminando, trataré sin duda sobre la impunidad. Y me refiero no solo a la impunidad de la que desafortunadamente disfrutan los Estados, sino también la de los actores no estatales. Sobre este tema hay realmente cosas nuevas que decir. Luego, hay un tema candente a nivel global, que es la ausencia de implementación de las recomendaciones y directivas. ¿Porqué hay tantas comunicaciones, cartas enviadas a los gobiernos que quedan sin respuesta?
PBI: ¿Están las seis consultas previstas para los meses venideros?
Comenzarán en el mes de septiembre y continuarán en octubre, noviembre de 2014 y enero, febrero y marzo de 2015. Me voy a apoyar en las organizaciones no gubernamentales, particularmente en las redes regionales para preguntarles cuales defensores, según su punto de vista, debo contactar y deberían participar en esas reuniones. Creo que Amnistía Internacional, la FIDH, PBI, y otras estarán en posición de informarme sobre quiénes son las personas que yo debo escuchar prioritariamente.
PBI: ¿Por qué es importante proteger a los defensores de derechos humanos?
MF: Los defensores, quienes llevan a cabo acciones concretas de promoción y de defensa de los derechos humanos son a menudo amenazados. Los que promueven los derechos humanos y las libertades públicas dentro de ciertos Estados, son percibidos como agitadores, como opositores políticos, como perturbadores del orden establecido, tanto del orden institucional estatal como a veces del orden establecido por agentes no estatales. Pienso por ejemplo en las empresas que a veces ven sus planes perturbados por los defensores. Ante ello, los Estados, los servicios secretos, las fuerzas armadas o las milicias armadas al servicio de empresas privadas intervienen para minar todo ese trabajo de base que realizan los defensores.
PBI: Sabiendo que PBI trabaja en Colombia, en México, en Honduras, en Guatemala y en Kenia: ¿Cuales son los principales desafíos a señalar en esos países para asegurar la protección de los defensores de los derechos Humanos?
MF: Colombia o Guatemala son países en los que la violencia política, y particularmente contra los defensores, es fuerte. Son países en los que sin duda alguna hay un trabajo importante por realizar. Es también una de las razones por las cuales esas consultas tendrán una importancia particular; y no es por casualidad que se ha elegido Guatemala para organizar la consulta. Y por supuesto, PBI estará asociado. La situación es parecida en África. Más allá de Kenia, que ustedes han citado, se podría elaborar una larga lista de países. En esta se incluirían algunos que a priori serían considerados tranquilos, pero en los que existe un peligro real para los defensores que trabajan sobre temas particulares. Pienso especialmente en las poblaciones LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) que, por ejemplo en Uganda, son fuertemente discriminadas, reprimidas e incluso frecuentemente agredidas.
PBI: Este año se celebran el décimo aniversario de las líneas directrices de la Unión europea concerniente a la protección de los defensores de derechos humanos. A finales de 2013, Suiza publicó también sus líneas y recomendaciones. ¿Qué piensa usted de estas herramientas? ¿Pueden ser más usadas? ¿Pueden ser mejoradas?
MF: Efectivamente, además de la Unión europea, varios países han desarrollado las líneas directrices como Suiza, Irlanda y México. Tuvimos una reunión en Bruselas, organizada por los irlandeses que estaba precisamente dedicada al décimo aniversario de las líneas directrices: ¿en qué han sido eficaces? ¿Qué lagunas se han identificado al implementarlas?…
Una vez más, quiero felicitar por el trabajo realizado: la voluntad de sofisticar los dispositivos, de dar instrucciones claras a los embajadores dentro de los países implicados en cuanto a la importancia de proteger a los defensores y defensoras de los derechos humanos. No obstante, los defensores nos han dicho a menudo que las líneas directrices no son suficientemente conocidas y que ellos o ellas no saben cómo utilizarlas. Por otra parte, esas recomendaciones son utilizadas de manera diferente por las distintas embajadas. Por ejemplo, un defensor no tendrá la misma respuesta por parte de Francia, Alemania, los Países Bajos o Bélgica cuando invoca las directivas de la Unión europea.
Ello a pesar de que se decidió que las líneas directrices se deben aplicar a todos los países de la Unión europea y a todos las embajadas de los países de la Unión europea de la misma manera: designar un funcionario de enlace específico, ir a visitar a los defensores, participar en las asambleas generales, acudir como observador en los procesos, no quedarse confinados en la capital, poner su automóvil frente a la oficina de una organización en las provincias para hacer manifiesto que se le da la debida importancia al caso, etc... En la práctica muchas embajadas no lo hacen. Por lo tanto, queda trabajo por hacer en torno a la toma de conciencia y a la mejor utilización y aplicación de las líneas directrices. En las consultas que voy a organizar habrá un apartado que tratará sobre el tema. ¿Qué pueden enseñarnos los defensores sobre el terreno en relación a esas líneas directrices, sobre su utilidad y su potencial?
PBI: Nosotros tenemos contacto regularmente con el Alto Comisionado de Naciones Unidas de los Derechos Humanos en Ginebra, especialmente cuando hay visitas de defensores de los derechos humanos en Suiza. ¿Cómo podemos hacer esos intercambios más productivos? En otras palabras, ¿Cómo el Alto comisionado puede aprovechar esos intercambios con los defensores de los derechos humanos e inversamente, en que el Alto comisionado puede ser útil a los defensores de los derechos humanos?
MF: Tengo en alta estima el trabajo hecho por el Alto comisariado que acoge concretamente a los defensores de los derechos humanos. Por ejemplo, es interesante para el equipo de Asia recibir defensores asiáticos que están de paso por Ginebra. Ello enriquece el contenido de su trabajo y sensibiliza a los funcionarios sobre las múltiples facetas y complejidades de la realidad del terreno. Escuchar a alguien contar como ha vivido una situación de violación grave tiene un valor incalculable. Soy muy favorable a continuar estas visitas. Yo mismo recibo también directamente a muchos de esos defensores de paso en Paris, ya que le doy mucha importancia al relato. El relato nos enseña muchas cosas sobre las personas, nos permite comprender mejor una o varias situaciones, nos permite en fin actuar mejor. Pero es verdad que a menudo, del exterior, se tiene el sentimiento que esas visitas no sirven de nada porque no hay respuestas ni seguimiento. Es semejante a cuando PBI envía informaciones a las Naciones Unidas y no tiene respuestas. Algo hay que revisar en los procedimientos. Mi equipo en Ginebra tiene una base de datos muy sofisticada sobre defensores de derechos humanos. Los expedientes están bien registrados y clasificados. Tenemos igualmente registradas las respuestas de los Estados (o la ausencia de respuesta). Pero probablemente será necesario informar mejor a los autores de las comunicaciones e informaciones que recibimos y clasificamos. No hay nada peor que decirse: “he escrito al Relator especial y no sé si mi e-mail ha sido recibido, si ha sido abierto, leído, si un numero le ha sido asignado y, en fin, si se le dará un seguimiento”. Pienso que hay ciertas cosas, en términos de rendición de cuentas, que deberían cambiarse en cuanto a los métodos de trabajo del Alto Comisionado; y es algo que voy a proponer. Ello implica un poco de burocracia interna pero creo que merece la pena. Idealmente es necesario que un defensor que nos ha enviado una denuncia o un testimonio sepa que su expediente ha sido registrado. Ello le permite decir a un eventual agresor: “Escuche, existe una denuncia registrada ante el Alto Comisionado de los Derechos Humanos; he aquí el número de denuncia interpuesta en Ginebra tal día…”.
Por otro lado, ¡También debemos comunicar las buenas noticias! Liberaciones, mejora de tratamientos, el cese de torturas, el cese de amenazas que recaen sobre las familias… Considero que hay que hacer igualmente un trabajo de retroalimentación para mostrar que ese flujo de información sirve de algo. Es desesperante para los defensores y para las ONG no ver los efectos positivos de ese trabajo de gestión e información. El Alto Comisionado debe mostrar más claramente que este trabajo, esta colaboración, aporta esperanza y cambio.
PBI: Usted conoce el trabajo de PBI. ¿Puede usted hacer una declaración sobre nuestro trabajo?
MF: Como director de Amnistía Internacional, conocí equipos de PBI sobre el terreno. Uno de mis colegas, director de la sección de Amnistía en Estados Unidos, era un antiguo miembro de Brigadas de Paz Internacionales. Por ello, yo veía y entendía claramente la utilidad del trabajo de PBI basado en ejemplos muy concretos de acompañamiento físico de personas amenazadas en reuniones públicas, en su domicilio, etc… Y mi punto de vista es que esto es algo irremplazable. Otras organizaciones han desarrollado otras actividades complementarias, pero este trabajo piloto, pionero, que ha hecho PBI es para mí algo ejemplar y que ha permitido sin duda salvar la vida de numerosos defensores, sindicalistas, militantes políticos, y otros que estaban amenazados y que, sin la presencia a su lado de voluntarios de PBI habrían indudablemente desaparecido o habrían sido asesinados. Me gustaría que se pueda dar continuación a las entrevistas que hemos tenido en Paris, en Ginebra y sobre el terreno donde PBI está presente.
Gracias Michel Forst por esta entrevista. PBI le desea éxitos en su nuevo mandato.
Declaraciones recogidas por Manon Cabaup, PBI France. Leer el artículo original (en francés)