El sacerdote jesuita Javier Giraldo, conocido por sus denuncias sobre la presunta connivencia de algunos miembros de la Fuerza Pública con grupos ilegales en la conflictiva región del Urabá, pasó de acusador a acusado y hoy enfrenta un proceso penal por injuria y calumnia y ha sido informado —según él— de que desmovilizados lo relacionan como colaborador de la guerrilla. Por eso, pese a haber denunciado múltiples crímenes, el religioso dice que la justicia se ha envilecido y apelando a la objeción de conciencia se ha negado a cumplir las citaciones con la Fiscalía.
¿Cómo es el tema de objeción de conciencia?
En los últimos dos años he invocado la objeción de conciencia para no testificar en distintos casos porque la forma como ha actuado la justicia, sobre todo en Urabá, me parece una podredumbre. En Urabá los que toman las decisiones sobre a quién hay que procesar y quién no, son los de la Brigada XVII. No son ni los fiscales, ni los jueces, ni los magistrados. Eso es una justicia ficticia, ilegal e ilegítima.
Lo que dice usted es muy grave. ¿Tiene pruebas?
Los principios rectores del Código Penal, el tipo de pruebas que se deben tener para dictar una captura, la cadena de custodia para evitar que las pruebas sean manipuladas, todo es letra muerta allá. Lo mismo sucede con los abogados. La Ley reza que los procesados tengan un abogado de su confianza o la Defensoría del Pueblo les debe poner uno. Pero resulta que los abogados de la Defensoría trabajan coordinados con fiscales, jueces y militares. Lo único que hacen es presionarlos. Por eso se dan falsos positivos de gente que aparece desmovilizada sin haber sido nunca insurgente. Toda una pantomima. Eso es una justicia basada en la mentira.
¿En estos dos últimos años a qué procesos lo han llamado para que declare?
Me han citado por lo menos diez veces. Desde 2002 dejé de enviar denuncias a la Fiscalía y Procuraduría y opté por enviar derechos de petición al Presidente porque puedo decir que no he conocido un solo acto de justicia después de por lo menos 20 años de estar enviando esas denuncias. Lo único que conocí es que mataron a los testigos o los empezaron a perseguir.
¿Ya no cree en la justicia?
Llevo 29 años denunciando y nunca he visto un acto de justicia. Cómo puede uno creer.
¿Y ahora que se reabrió el caso del general (r) Rito Alejo del Río?
Vamos a ver en qué termina eso. Ojalá haya un primer acto de justicia.